sábado, abril 14
CUANDO TE TIEMBLA EL ALMA Vol. 1





“Llévame a un lugar con parlantes
Y que nos vuele la sonoridad
por el aire, un espacio para
celebrar, sé que esto es grande”
(La excepción- Gustavo Cerati)




Mi cabello estaba hecho un desastre por la lluvia, nunca lo había visto así, portándose tan mal conmigo, haciéndome quedar tan mal ante la reñida competencia. Me miré al espejo tratando de encontrar una imagen agradable no acorde con la figura que tenía en mi mente, y es que sin ver mi reflejo, ya me sentía con un afro look que Michael Jackson hubiera envidiado en sus tiempos más negros. Mi propia naturaleza no se había apiadado de mí, era el precio a pagar por un día tan espectacular que aún continuaba, pero que debía ser recibido con un peinado, digamos, decente y llenito de amor propio pues en unas horas tendría el honor de conocer a la “actual” del “ex”.

Ayer, fue un día más que increíble. El típico turismo urbano del día, posar junto a la famosa Flor de Catalano, el hard rock café para ver de cerquita y a través del vidrio la Flying V de Dave Mustaine y los platillos de Nick Menza, guardar para la posteridad mi proximidad con los restos de Evita Perón, pasear de plaza en plaza saludando a los monumentos o “interactuando con la ciudad” como dijo Martin, quien se la pasó quejándose de los mosquitos que se deleitaron con su moreno brazo.

Por la noche, luego de caminar una interminable y sempiterna cantidad de cuadras, Daniel y yo llegamos a la puerta XY del majestuoso River. Iba a ver a Keane, las piernas me temblaban de emoción, un temblor me recorría el cuerpo y mi estómago emitía unos ruidos imperceptibles gracias a la música de Babasónicos, que en ese momento había iniciado su tocada. “Tengo hambre”, le dije a Danny mientras él, como acto reflejo, estiró el índice señalándome un puesto de hamburguesas que, SEÑORES! No era cualquier puesto de hamburguesas de a luca, esas rosaditas similares a una lengua de gato, con papitas hilo y sobre plástico con la figura de un sándwich que dice “que rico”. Pues no. Eran hamburguesas argentinas. Nada menos. Es decir, eran “las hamburguesas”. “Dos por favor… para cada uno”.

Esperamos pacientemente que Adrián Dárgelos abandonara el escenario, lo que significaba que el cierre del show se aproximaba. Recorrimos el estadio buscando un espacio por donde llegar hacia delante en medio del mar de gente que no estaba dispuesta a perderse ni un solo detalle del gordito, y por esas cosas de la Divina Providencia, que esa noche fue mas divina que nunca, nos vimos situados a pocos centímetros del escenario.

Y empezaron los primeros acordes, todos gritamos dándole la bienvenida al cerdito cachetón, que nunca antes se había dejado ver tan malditamente hermoso. Había aparecido al mismo tiempo que todos empezábamos a cantar con él, haciéndole coro, acompañándolo para que no se canse y nos dure un poco más. “Time goes by at such a pace, it’s funny how it’s easy to forget her face”. Mi corazón latía muy rápido ante el pánico de saberme entre la multitud, mi voz trataba de elevarse por encima de las demás y si hay una palabra para describir la hora y media frente a Keane, ésta sólo podría ser “Sublime”.
Lloré, juro que las lagrimitas rodaron por mi rostro, la voz se me iba de emoción. Hace mucho que no sabía lo que era llorar de emoción porque algo te estremece, te hace temblar el alma. Al despedirse, con su masticado “Grrracias Buenos Airrrrres”, el estadio en pleno lo retuvo. “Olé, olé, olé, olé, gorrrr-doooo gorrrr-dooooo”. El sonreía mostrando sus cachetes envueltos en un rosado casi fosforescente y pensando probablemente “What the fuck are they saying to me? mientras miraba a la multitud con su carita de “gordito bonachón”. Y se fue dejándonos con lágrimas en los ojos luego de “Bedshaped”. “No te mueras nunca gordo”, pensé antes de voltear hacia la puerta de salida cuando las luces del River se encendieron.

La velada llegó a su fin cuando Danny y yo fuimos a cenar una pizza a la leña (hecha por un peruano) acompañada de una Quilmes heladita, como para apaciguar la emoción…

CONTINUARÁ…


Lee aquí el capítulo anterior...


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posted by Textualmente activa at 11:57 p. m. | Permalink |


1 Comments:


  • At 1:36 p. m., Anonymous Anónimo

    Señora.

    Me muero de la envidia.. keane.. te juro q yo amo a ese grupo, me parece lo MAXIMO... te envidio con todo mi corazón, esperando algún dia verlos cantar.
    Mis respetos amiga

    Un beso enorme

    Vicky

     

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