miércoles, octubre 5
LA PARTE MAS DIFICIL

“And I tried to sing
But I couldn't think
of anything and that
was the hardest part “
(The hardest part- Coldplay)


“Cuando tengas 50 años vas a estar así”, me dijo mi jefe hoy señalándome a unas voluminosas señoronas que hacían ejercicio en un parque. “No, a los 50 años, estaré en Cancún tomándome un screwdriver con uno de 20”, le contesté. Se cagó de risa. No era broma. A mis 50 años no me imagino sola. No me atrevería siquiera a pensarlo.

El fin de semana, Marko notó mi latente tristeza y me propuso algo a lo que no me podía negar, a pesar de mis ojos hinchados que me hacían ver como un sapo, con todo y estanque. “Te invito a comer, chata”. Mmmm Bembos. ¿Cómo negarme?. Contra todos los pronósticos, no me terminé la hamburguesa. No tenía ganas. Marko la miraba con deseo a pesar de estar, ya, limpiándose la boca luego de haberse devorado su super hawaiana. Me notó triste, era obvio. Lo peor de Marko es que nunca evade temas y siempre me hace hablar. Y eso me quitó el hambre, pero hablé. Dos horas después pero hablé. “Sabes que, enano? Me voy a quedar sola, me voy a volver monja”, le dije segundos antes de que, a alguien que subía las escaleras con fuente en mano, se le fuera todo al piso por un mal paso. Miré a Marko tan fijamente como el tipo miró su hamburguesa con papas regadas en cada escalón y me dijo: “Siempre tuve miedo de que eso me pasara a mí”, “A mí también!”, le dije casi saltando de la silla. “No chata, tu te cagas de miedo de solo pensar en quedarte sola, no de que se te caiga la comida al suelo”.

Le di mi hamburguesa a ver si dejaba de hablar un rato. Y lo hice caminar más de 10 cuadras de regreso a casa para conversar. Me hizo bien su compañía y hablar. La hamburguesa también estuvo rica...

En estos días la tristeza volvió. Tal vez nunca se fue. Lo extraño. Puta madre. Odio los nudos en la garganta que se me hacen cuando paso por alguno de los miles de lugares a los que fui con H. Lo peor de todo es que no son recuerdos malos que me hagan odiarlo. Todos son buenos y hasta los malos son buenos aunque en realidad no hay ninguno malo. El malo es mi cerebro que se ha vuelto masoquista... y más malo que nunca.

Hoy regresaba a mi casa muriéndome de frío. Veía a alguna pareja abrazada por la calle y pensaba: “Muéranse”. Mala Vale. Mala. Antes de cruzar la pista, alcé la vista y, Oh ironías de la vida, había una caja en forma de corazón rojo colgada de un triste árbol sin hojas, que apenas se mantenía en pie, como yo. La “heart-shaped box” se balanceaba con el viento. Me acordé de la canción “Love is in the air”, y un paso mas allá me acordé también de esa que dice “Me cago en todo”. Recordé que en mi mochila tenía 3 “Etiquetas Negras” más para mi colección y sonreí.

Aunque podría desprenderme de mis preciadas revistas con tal de volver tiempo atrás y disfrutar de la compañía de H, aunque solo sea por un día, por una hora, por 5 minutos de pasear en las nubes. Sin embargo, aquí sigue mi colección apilada en perfecto orden, aunque alguien me haya dicho “enferma” por gastar tanto dinero en ellas, y H está al otro lado de mi computadora, en su casa. Lejos de mí, lejos de los mejores momentos y lejos, muy lejos de pensar en los nudos de mi garganta que ahora Lima me provoca. Al menos tengo algo que leer, ¿no?.
Lee aquí el capítulo anterior...
 
posted by Textualmente activa at 10:14 a. m. | Permalink |


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