lunes, octubre 3
ASI PASA CUANDO SUCEDE

”Help me out
Yeah, you know you got to help me out
Yeah, oh don't you put me on the blackburner
You know you got to help me out”
(“All the things that i’ve done- The Killers)


“¡Chata!” escuché que alguien gritó en plena plaza de Chosica. Era David. Sabía que estaba molesto conmigo, sin embargo dio el primer paso. “Vamos a hablar”, le dije mientras él se negaba y yo lo jalaba hacia una banca. Lo primero fue pedir disculpas por dejarme llevar por el impulso de joder a Mariella y pisé el palito, como alguien me dijo, “Como estratega me muero de hambre”, y era cierto. No era el mejor momento para alejarme de alguien más, sobretodo de alguien tan cercano como él. Luego de arreglado el asunto, le dije “Vamos a conversar al Parque de la Amistad como para sellar la reconciliación, y de paso me invitas un helado”.

David accedió sin pensar que además de hablar, iba a ser víctima de un aceitunado vendedor de caramelos que lo obligó a comprar gracias al objeto punzo-cortante que tenía en la mano. “Chata, me vas a tener que prestar un sol para mi pasaje”, me dijo riéndose.
Increíblemente me dijo que me extrañaba, algo que David no hace muy seguido, pero eso hizo que me diera cuenta que realmente me había perdonado por el circo que armé. Yo también lo extrañé, sobretodo conversar como siempre, en estos días es cuando más necesito amigos, aunque diga que quiero estar sola, que sí, extraño a H con locura tropical es cierto, que sigo triste aunque diga que estoy bien lo es también, que en estos días es cuando más necesito compañía para ir al cine, porque durante dos horas los problemas son de los demás y no míos.

Subimos a la combi de regreso a Lima y mientras conversábamos, alguien a nuestro costado nos escuchaba atentamente. Hablábamos de porqué no era su tipo y viceversa. “No eres mi tipo porque simplemente no me atraes física ni sexualmente, y yo, ¿Por qué no soy tu tipo?”, pregunté. “Porque a mí me gustan las locas, como ya te habrás dado cuenta”, me respondió sin saber que alguien tomaba nota de sus respuestas.

Bajé y me despedí. Lo abracé. “Que bueno ser tu amiga de nuevo, imbaaaacil” y me fui. Horas después me enteraría que la mujer que escuchaba nuestra conversación se le acercó y le preguntó por una dirección, excusa que utilizó para decirle, además, que CASUALMENTE, había escuchado la conversación entre su amiga y él, “Escuché que hablaban de que no eran su tipo... ahí me bajo”, dijo señalando la esquina y pagando su pasaje. Le regaló el beso a David y antes de bajar le dijo: “Yo no pienso igual que tu amiga”. David quiso bajar, pero... solo tenía un sol. Así pasa cuando sucede. Como en película...

PD: Gracias Juanma, David y Marko por siempre estar ahí...
Lee aquí el capítulo anterior...
 
posted by Textualmente activa at 10:13 a. m. | Permalink |


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