"It’s been a bad day,
Please don’t take a picture
It’s been a bad day, please..."
(Bad day- R.E.M.)

Hay días en los que deseas no haber puesto un pie fuera de la cama. Hoy fue uno de esos para mí. Desde que me levanté cargué con la nubecita negra sobre mi cabeza. Para empezar, mi día comenzó a las 6 am. ¿Al que madruga Dios lo ayuda? Bullshit!. 10 lucas a quien me diga ¿Qué es más soporífero que apreciar un desfile de fiestas patrias durante 7 horas... y de pie?. Yo lo sé! Yo lo sé! Tener que grabarlo. Estuve con David en Chaclacayo grabando el famoso desfile, durante horas viendo como marchaba cada escuela, realmente una tortura.

Recordaba aquella vez que me tocó marchar en mi ultimo año de cárcel, digo, de colegio. Yo venía de una fiesta en la que había bailado hasta las 6 am, y esa noche, después de mucho esperar, había besado a Jeremy, el chico más deseado del colegio, había sido mi primer beso, mejor dicho, mi primer “agarre”, (bieeeen vieeeeja). Esa mañana tuve que marchar, muerta de frío, muerta de sueño pero con una sonrisa que no me quitaba nadie.

Bueno, regresando a la tortura actual, pasaron las 7 horas de tener a la banda golpeando mis tímpanos y tratando de no bostezar para no herir susceptibilidades, fui feliz cuando el desfile se dio por terminado. David y yo fuimos a almorzar, por cierto estuvo tan comunicativo hoy... abrió la boca solo para comer. Fuimos a caminar por ahí y me compró un anillo amarillo y peludo de 2 lucas. A partir de ahí, todo empezó a ir fatal, ¿culpa del anillo?. El se quedó pues debía ir a grabar a Chosica mientras que yo ansiaba llegar lo más rápido a mi casa. El carro se detuvo a mitad de la carretera durante una hora, vi como se hizo de noche en cuestión de minutos mientras el chofer apagó su radio por la cual se asomaba la voz de Antonio Cartagena.

Debo decir que con ese gesto se ganó mi gratitud eterna. Pues bien, reanudada la marcha, debía pasar por la oficina a dejar la cámara y mi nueva parada fue el ovalo Santa Anita, fiel testigo de mi pasada caída y de mi reciente robo pues mientras esperaba cruzar la pista, alguien metió la mano en mi mochila y se llevó el monedero con mis tres tristes soles. Llegué a la oficina, dejé la cámara y pedí plata prestada. Decidí desconectarme poniéndome los audífonos y subiendo todo el volumen del discman, sonaba Shiny happy people, ¿es una burla, Michael Stype?.

Me subo a la combi y suena mi celular. Mi jefe. “Vale, te veo mañana, tengo que conversar contigo”. Mierda. Eso no suena bien. Es comparable al “Tenemos que hablar” del novio cuando quiere terminar. Mierda. Vuelvo a los audífonos y siento un golpe. La combi del costado se ha llevado de encuentro el espejo retrovisor. El chofer de la mía toma la revancha adelantándose y golpeándola con fuerza, por lo que mi cabeza encontró rebote en la luna. ¡Carajo! ¿Algo más va a pasar? Me quito el cochino anillo amarillo peludo (sorry david, pero tu regalo me da mala suerte). He llegado a mi casa, aventé mi mochila, me tiré a la cama y sonó el fono.

Era H y me dio una super buena noticia, todo lo que se había visto feo hasta ese momento, ya no era tan malo. Sonreí, abrí mi mochila y me volví a poner el anillo amarillo peludo. A veces se necesitan días como estos, pero solo una vez al año. David, ¿te puedo cambiar el regalo?.




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