“Al colegio no voy más
ni huevón, que se queden con
su mierda entera...”
(Al colegio no voy más- Leusemia”


Esta semana empieza tranquila, durante todos estos días y hasta el viernes estaremos en Promperú en una exposición fotográfica sobre San Jerónimo de Surco. Por la mañana, David y yo estuvimos armando las gigantografías. Me he reído demasiado hoy, sobretodo cuando uno de los fierros le cayó en la nuca, fue tan hilarante...

En unos momentos debo empezar a hacer mi tarea, escribir una composición por el día del maestro en francés. Si yo pusiera realmente lo que pienso de quienes han sido mis “mentores”, por lo menos, en el colegio, Madame Therese se espantaría.

Cada profesor era un personaje, empezando por Miss Mida, profesora de historia, quien tenía sus “lagunas” en plena clase y las leyendas urbanas contaban que años atrás había sufrido un accidente que la había dejado un poco mal de la cabeza, por tal motivo la bautizamos como “La Chanfle”, en honor a los genios Chaparrón Bonaparte y Lucas Tañeda, que parecían ser mas cuerdos que ella. Las malas lenguas decían que ella estaba enamorada del “Chancho”, el profe de matemática, un sujeto inefable, en todo sentido desagradable, que nunca sonreía y sudaba por cada poro de su regordete cuerpo, porque era su derecho hacerlo estando frente a 40 adolescentes mujeres que se reían cuando él sufría para hablar del “seno” y “coseno”. El chancho se metía en mis pesadillas pues él sabía que yo era, irónicamente, un cero a la izquierda en matemática y, dentro de su maletín negro, guardaba unas inmensas orejas de burro, con las cuales amenazaba pasearme por todo el colegio luciéndolas.

Cómo olvidar a Miss Lilian, la “profesora” de química, que convertía el salón de clases en un puesto de Polvos Azules. Vendía joyas, ropa y cosméticos. Quienes le compraban, tenían asegurado el cambio de rojo a azul, de 10 al 11 ó 14 si era una buena compra que le permitiera llenar sus arcas. Alguna vez le llevé alguna “ofrenda” hasta su casa, gesto que ella agradecía con algunas preguntas fijas del examen.

Cerraré este recuento de grandes recuerdos “maestros” con la inolvidable Miss Ana, profe de educación física, una mujer que hacía grandes sacrificios para levantar una pierna y tomaba impulso para soplar su pito. Obviamente con los sesentaitantos años que llevaba a cuestas era un poco difícil mantener el buen humor, sobretodo cuando Pao y yo hacíamos que corriera tras de nosotras persiguiéndonos con su gran vara celeste con la que nos golpeaba en el culo cuando no queríamos hacer ejercicio.

Bueno, debo hacer esta composición emulando a los años en los que el mejor trabajo era leído en plena actuación por el día del maestro, era obviamente el más patero. Me gustaría que alguno de los arriba mencionados lea esto, podría imaginar sus caras, sobretodo la del chancho...¿Conservará sus orejas de burro? ¿La chanfle se habrá ahogado en sus lagunas? ¿ Miss Lilian habrá puesto su tienda en el Jockey Plaza? ¿Miss Ana seguirá intentando levantar una pierna o habrá estirado la pata?. Cualquiera que haya sido su destino, este blog está dedicado a esos 4 personajes, donde quiera que estén para que las futuras generaciones que pasen por sus manos no se lleven el mismo mal recuerdo que yo me traje del colegio.

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