sábado, julio 22
DIAS DE TORMENTA




"El ángel que tuvimos
ya no pasa por aquí
este es el final de un
día maldito"
(Días de tormenta- Christina Rosenvinge)

No voy a contar como estaba mi cuarto hasta hace unas horas. Hasta un chancho se hubiera ofendido si lo traían aquí, y es que ha sido una semana tormentosa, estresante y el viernes se cerró con broche de oro. Luego de que el jueves nos enteramos que la calabaza Jessica Tapia (ni tan calabaza porque la supo hacer) le puso una denuncia a Alvaro Maguiña por acoso e intento de secuestro, al día siguiente, todos andábamos ávidos de entrevistar al barbón Alejandro Guerrero (sí, ese mismo que tuvo un hija con la desagradable Rubí Berrocal) quien había despedido a Maguiña, y a Genaro Delgado Parker, el dueño del canal con la telenovela mas interesante de los últimos tiempos, la de los cachos faranduleros, el triangulo amoroso de Jessica, Álvaro y Álamo.

Cuando llegué por la mañana a canal 5 me encontré con Lucho, mi ex editor que también hacía la guardia en la sala de espera mientras que otros periodistas esperaban en la calle. Por televisión vimos que ambos personajes estaban en una ceremonia de condecoración a Toledo en la UTP a unas cuadras de ahí, así que fuimos para allá. Por el apuro y lo rápido que pasó todo olvidé llamar a Livy, quien llegó a pensar que yo había querido darle el dato. Estaba molesta y no me habló en las tres horas que estuvimos ahí. Yo también sentí molestia, ¿Cómo podía ocultarle algo así a quien había sido mi soporte y mi “ESCUCHO Y CALLO” durante toda la semana, aquella a la que le conté, en una infinita confianza a ciegas, las primicias exclusivas que tenía para el día siguiente sin el temor de que ella, siendo también competencia, no las publique y me arruine la fiesta?. ¿Cómo podía?.

Todos los medios llegaron al mismo lugar esperando lo mismo. Hablar con Genaro o Alejandro Guerrero (En el caso de Livy, el barbón no le interesaba pues ella nos había ganado por puesta de mano a todos, desde EL CHINO hasta EL COMERCIO, publicando ese mismo día una entrevista con él. ¡Grande Langosta!). Cuando acabó la ceremonia, hablar con Genaro fue misión imposible, sus guardaespaldas nos empujaron como les dio la gana, hombre o mujer, a ellos poco les interesaba, el pobre Líbano casi sale volando por los aires cuando un bigotudo lo agarró del cuello con sus negras manos. ¡Qué hijos de puta!, tan solo queríamos hablar con el abuelo Parker, quien por cierto lucía una sonrisa inagotable mientras nosotros éramos golpeados por sus gorilas.

Desanimados algunos, optaron por irse, otros con la primicia en la mano también se retiraron silenciosamente, luego de haber encontrado a Papaúpa en el sótano. Otros nos quedamos a esperar a Guerrero que brindaba en la recepción mientras las puertas eran vigiladas por dos gorilas más que no nos dejaban ni asomar la nariz. Tan solo quedábamos pocos medios reunidos con una misma misión, cagándonos de risa para hacer que esas tres horas se sientan como tres minutos. El Chino, El Comercio, La Primera, Correo y La República en perfecta armonía, como una familia departiendo minutos antes de abrir los regalos en navidad. El regalo en este caso, eran las palabras de Guerrero. La celebración, corría por su parte, según nos dimos cuenta cuando, los gorilas dejaron la puerta libre y nosotros entramos al coctel a buscar a la presa. Ahí estaba, con la copa de vino en la mano y un aliento que gritaba que antes de esa copa habían desfilado muchas otras. Y Guerrero habló por demás, como los loros con vino, él fue un loro más.

Había valido la espera y regresé con mi nota feliz al diario. No tan feliz. Preocupada. Fastidiada. Sabía que Livy era una de las que había bajado al sótano y hablado con Papaúpa y tan sólo debía marcar su número y pedirle el favor de que me “juegue” lo que él dijo. Pero no llamé. Por orgullo, me mordí la lengua y amarré mis manos con mis propios dedos para no llamar. ¿Cómo podía haber desconfiado?. Aún podía hacer algún cambio en mi página del día siguiente, aún podía agregar las palabras de Genaro, pero decidí no llamar, tal vez siguiendo las mismas palabras de Livy que me dicen que piense y re piense las cosas una y otra vez, que nunca es demasiado para dudar de una ligera acción, por muy pequeña que sea, ya lo dice la teoría del caos, un diminuta acción sin importancia en el presente puede alterar muchas cosas en el futuro, tal y como sabiamente lo ilustró el estúpido de Ashton Kutcher en “El efecto mariposa”.

Pero no fue necesario despertar a mi teléfono pues él solito abrió los ojos. “Livy llamando…” dejaba leer. ¿Aló? Contesté con voz incierta. ¡¿Sabes que yo sé muchas cosas no!?, me dijo de arranque. “Sí, ya se que fuiste una de las dos que habló con Genaro”, dije. ¡¿Y porque no me llamaste???” me preguntó levantando la voz.
Hablamos mucho del asunto, la confianza podía haberse derrumbado como un castillo de naipes que al simple contacto, tiembla. Sin embargo, no se vino abajo.
Estas son mis primeras semanas como editora, son días tormentosos algunos, días en los que quisiera que los gorilas de Genaro me cuiden las espaldas y probablemente no se darían abasto. Nadie dijo que sería fácil asumir la responsabilidad, pero tampoco tiene que ser mi constante dolor de cabeza. Aún llueve, hay tormenta, yo tengo un paraguas y un impermeable, tengo compañía para caminar bajo la lluvia y quien me tome una foto cuando salga el arcoiris. Mucha huevada, ¿no? No los quiero aburrir ni pretendo ser un diazepam. Para los que llegaron hasta aquí, se agradece la paciencia, es necesaria en estos tiempos, yo ando rezando para no perderla…

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Lee aquí el capítulo anterior...

 
posted by Textualmente activa at 7:36 p. m. | Permalink |


5 Comments:


  • At 12:43 p. m., Blogger Katy Cano

    Ayer hablaba con mi papá, mi querido viejo, sus ojos se mostraron desorbitados por lo que estaba escuchando, sin embargo no perdió una sola de mis palabras, estaba asustado, con temor de padre. Comenté que quería dejar las cosas que hasta el momento estoy haciendo para seguir un sueño y le aclaré que quiero lanzarme a la piscina a pesar que sé que el agua tal vez no estará para recibirme, se cagaba de miedo.
    Miedo, ese tipo de “miedo” que me acompaña cada vez que te veo avanzar, ese bendito sentimiento que reprime un “¡Vamos carajo, no te me caigas, sigue!”, esa cosa entreverada que se esboza con lágrimas sostenidas por el rojo uniforme que se plasma en los ojos, eso que traduce la certeza de que todo saldrá bien, pero nada será fácil, lo sabes, lo sabemos, pero LIBERNAGA, tu no eres igual que el resto, tienes ventaja.
    Es verdad fui una de las dos personas que logró hablar con Genaro, hasta felicitaciones de mi jefa recibí, aún me da risa, porque eso de seguir mi olfato periodístico se entendería mejor si digo que hice caso a mi olfato silvestre (cuento aparte). Pero soy consiente que hasta esa persona con la que compartí la primicia, con la que en esos breves e intensos minutos compartimos el gozo pleno, mañana más temprano que tarde me puede dar la espalda, lo sé, así es este juego, desconfió, pero jamás lo haría de ti, aunque esa idea de mierda se me haya cruzado por un segundo, no lo haría, no lo hago.
    Pequeña sabemos que nada es fácil, pero recuerda, no eres igual que el resto, TIENES VENTAJA, lo tuyo es natural, naciste con la huevada que marca a uno ante los demás. ¡Vamos carajo, no te me caigas, sigue!

     
  • At 4:57 a. m., Blogger Valeria

    Valeria, yo se que esto es realmente dificil, estresante pero tambien se que puedes lograrlo asi que no te caigas, lo haces bien y lo haras bien y si algun dia tambaleas, yo estare ahi para darte el impulsito que necesitas para seguir adelante te quiero mucho hermanita

     
  • At 9:08 p. m., Blogger cabeza Invisible

    todos necesitamos que nos tengan paciencia hasta papaupa

    no tengo paraguas...(porque me gusta la lluvia)
    si tengo paciencia(este año si)

     
  • At 12:31 a. m., Anonymous Anónimo

    Yo estaba al lado tomandome todo el vino y whisky que la presencia de este enano produjo en mi universidad, me hubieras llamado =( , tan cerca que estabamos.
    Una vez lleve el artículo tuyo sobre La Sarita al salón, orgulloso y dando a leer a cuanto amigo encontraba le decía, si pz ella es mi amiga. Vamos es tu hora no te me caigas, ypara otra vez llaaaama.

     
  • At 11:31 a. m., Blogger Julio

    No hay nada que hacer, que eeres una narradora.
    Uno se hace complice de tu quehacer

    ¡Chevere leerte!

    y Cheevere que seas ahora Editora (supongo que un puesto más, o más responsabilidad)

     

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